INTRODUCCION AL ENTRENAMIENTO POSINFARTO
- Garnica Fabiana Edith y Piñero Tamara
- 29 jun 2015
- 2 Min. de lectura
Cuando se produce un infarto de miocardio, el músculo cardiaco muere potencialmente. Los profesionales de la medicina intervienen para salvar parte del tejido dañado o incluso revertir todo el proceso. El entrenador personal debe trabajar con el cliente que haya sufrido un ataque al corazón, o que se halla sometido a una rehabilitación cardiaca, y tiene el alta médica para seguir con un programa de ejercicio.

Los cliente posinfarto no se deben entrenar hasta que cuenten con la autorización medica de un cardiólogo. En este punto, el profesional médico debe determinar el nivel de intensidad y los límites del entrenamiento para que el entrenador personal trabaje con ellos.
Lo más importante para el entrenador personal es conocer y monitorizar los signos anormales. Algunos de estos síntomas son dolores torácicos, palpitaciones disnea, nauseas, dolor de cuello o brazos, dolor de espalda y la sensación de un peligro inminente.
Una vez que el cliente cuenta con autorización médica los objetivos son aumentar el VO2 máx., disminuir la tensión arterial y reducir el riesgo de posibles episodios de enfermedad coronaria. La intensidad del entrenamiento para la preparación física aeróbica suele iniciarse con el 40% del VO2max. Las sesiones duran entre 15 y 40 minutos y se practican entre 3 y 4 días a la semana. El tiempo adicional se dedica a los apartados de calentamiento y recuperación activa. No existe un límite marcado de tiempo para la consecución de las metas, puesto que el objetivo es prevenir nuevos episodios y fortalecer el músculo cardiaco. Las pruebas de esfuerzo de control evolutivo aportan la documentación necesaria para estas fechas de finalización, por supuesto, realizadas por un cardiólogo.
Como muchos pacientes de posinfarto tienen miedo de realizar actividades sencillas de la vida diaria, los objetivos son aumentar su confianza para realizar esas tareas. Son ejemplos, levantar una caja de leche, llenarse un vaso de zumo, coger unas bolsas de mano o empujar un carro de la compra.
Al practicar ejercicios resistidos, el cliente puede recibir retroalimentación inmediata sobre su fuerza. Se trata de un respaldo psicológico que de una determinación del aumento real de la fuerza. Los programas deben comenzar con 20 repeticiones, una o tres series, dos a tres días por semana. El entrenador personal y el médico tienen que hablar de los objetivos reales. El cliente debe de recibir la orden de no practicar nunca la maniobra de Valsalva (Maniobra que consistente en realizar una espiración forzada sin expulsar aire, con la boca y la nariz tapadas, de modo que aumenta la presión en la rinofaringe y el aire penetra, a través de la trompa de Eustaquio, hacia el tímpano).
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